¿Cómo puede nuestro estómago no digerirse a sí mismo?
Como sabes, el estómago forma parte del sistema digestivo y es uno de los órganos implicados en la digestión de los alimentos que ingerimos. Porque es en sus paredes donde se encuentran las glándulas gástricas, las estructuras encargadas de producir y liberar el jugo gástrico, un líquido transparente que ayuda a “descomponer” lo que comemos.
Esta sustancia está compuesta principalmente de agua, enzimas, sales inorgánicas (una pequeña cantidad de ácido láctico) y una fuerte dosis de ácido clorhídrico, una solución altamente corrosiva que ayuda a convertir el bolo alimenticio en una masa gomosa llamada quimo. Posteriormente, esta masa pasa al intestino delgado, donde continúa el proceso de digestión y los nutrientes se absorben y liberan al torrente sanguíneo.
barrera protectora
Pero, volviendo al estómago, si produce y libera un ácido tan poderoso, ¡capaz incluso de disolver algunos metales! – ¿Cómo no digiere el órgano? él mismo? La respuesta radica en el hecho de que el cuerpo humano es simplemente una máquina asombrosa. Las paredes internas del estómago están revestidas con células epiteliales que secretan una capa de sustancia pegajosa que evita que el jugo gástrico corroa el órgano.
(Pitarah)
Esta capa, también llamada moco, no solo actúa como una barrera física entre el jugo gástrico y las paredes del estómago, sino que también actúa como un agente que neutraliza la acción del ácido clorhídrico. Sin embargo, desafortunadamente, esta capa de revestimiento no es completamente infalible. Has oído hablar de las úlceras, ¿verdad?
Surgen cuando la barrera mucosa se rompe y el jugo gástrico comienza a corroer las paredes del estómago. En otras palabras, ¡las úlceras son el resultado de que el estómago se digiere a sí mismo! Entre los principales síntomas se encuentran el dolor constante en la región abdominal, náuseas, ardor, pérdida de apetito y eructos, y si no se tratan, estas lesiones pueden seguir evolucionando hasta causar obstrucciones gástricas, perforaciones gastrointestinales, hemorragias e incluso la muerte.
Varios factores pueden provocar úlceras, pero entre los más comunes se encuentran el estrés, el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el uso de antiinflamatorios no esteroideos y la infección bacteriana. Helicobacter pylori.
El tratamiento, por supuesto, implica “cortarlo de raíz”, es decir, dejar de fumar, beber con moderación, suspender el uso de ciertos medicamentos y tratar de llevar un estilo de vida más relajado. En el caso de H. pylori, la terapia se realiza mediante una combinación de fármacos y antibióticos.