¡Cosa del diablo! Así se esparcen los cigarrillos por el mundo
Si no lo sabe, hasta el famoso viaje de Cristóbal Colón que aterrizó en el “Nuevo Mundo”, el acto de fumar no era conocido por la mayoría de la población, al menos no en forma de cigarrillos con tabaco en su interior. El descubrimiento de las Américas por los europeos fue también el descubrimiento de un hábito que se había extendido por todo el mundo, pero que fue tomado como cosa del diablo cuando apareció por primera vez.
Es verdad. Cuenta la historia que cuando Rodrigo de Jerez, uno de los marineros a bordo del barco Santa María en 1492, regresó a su tierra natal, creyeron que estaba poseído por demonios. Eso es porque nunca habían visto a un hombre fumar por la boca y la nariz. Y si había algo con lo que no querías estar relacionado en ese entonces, era cualquier cosa que pudiera considerarse “brujería”.
Por esto no esperaba
En plena Inquisición española, que se inició oficialmente en 1478, no hubo otra: Rodrigo de Jerez fue condenado por sus actos “pecaminosos e infernales” a 7 años de prisión (en esa película medieval estilo calabozo). El ex marinero no imaginaba que el tabaco que había aprendido a fumar de los indios americanos le causaría tantos problemas, y mucho menos que había tenido la suerte de conseguir una pluma así “tan liviana” en comparación con lo que vendría después.
Rodrigo de Jerez es considerado el primer fumador de Europa, siendo el punto de partida de una estadística que solo creció de él. Con cada viaje que se hacía a las Américas llegaba más tabaco al continente europeo y más personas se entregaban al hábito de fumar, aunque era ilegal. Para intentar detener esa “invasión demoníaca” en forma de humo, algunos gobernantes comenzaron a aprobar varias leyes y castigos para todos esos “resguardos”.
En 1601, el rey Jaime I trató de alarmar a la población de Gran Bretaña a través de panfletos manuscritos que, además de ser consumido por el pecado, el fumador estaba siendo consumido por una serie de enfermedades (algunas de las cuales resultaron ser ciertas con la época). No sirvió de mucho, y en ese momento el tabaco, que ya se había diversificado en el campo medicinal en forma de rapé, estaba en las fosas nasales de cada vez más personas.
Negocios contra obstáculos
Impulsado en gran parte por el trabajo esclavo, el comercio de plantas ya era tan rentable que el Parlamento prohibió una estricta ley arancelaria propuesta por el rey, ya que perjudicaría los negocios en las colonias británicas. No podían perder una parte de ese mercado global en expansión.
En otras regiones, las medidas fueron mucho más radicales. En 1634, se comenzaron a aplicar castigos como latigazos y cortes en las fosas nasales a los fumadores de tierras rusas. Cuatro años más tarde, la pena de muerte por decapitación fue adoptada por los gobernantes chinos y luego “diversificada” por los otomanos.
En el Imperio Otomano (en lo que hoy es Turquía), el sultán Murad IV tenía un odio personal y literalmente mortal hacia los fumadores. Viviendo allí en ese momento, la persona podría ser condenada a muerte por decapitación, ahorcamiento o incluso privación de alimentos. Bueno, encendiendo un cigarrillo te morirías de hambre. Dicen que él, disfrazado, frecuentaba lugares públicos para atrapar a los infractores. Todo esto porque un supuesto “butthead” provocó una vez un incendio en su casa.
Pero no toda esta matanza, y mucho menos la excomunión de los fumadores católicos propuesta por el Papa Urbano VIII en 1642, consiguió detener el consumo de tabaco. Con el tiempo, algunas naciones llegaron a estar gobernadas por personas que, ya fumadoras o no, conocían el potencial para explotar ese mercado.
tabaco hoy
Actualmente, incluso con campañas y estudios que advierten sobre los males relacionados con el tabaquismo, se producen alrededor de 6 billones de cigarrillos al año, moviendo cientos de miles de millones de dólares y enriqueciendo una industria que se ha consolidado entre las más poderosas del planeta. Y todo empezó con la osadía de Rodrigo de Jerez.
Según la sentencia dictada al marinero de Cristóbal Colón, alrededor del 20% de la población mundial tiene al diablo en su cuerpo en este momento. ¿Tú eres uno de ellos? ;POR