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memeo | 12 de June de 2021 | 0 Comments

Detener el tiempo no es cosa de películas, tu cerebro también puede hacerlo

En “Peixe Grande”, el increíble Tim Burton creó una escena que romantiza el momento en que alguien ve, por primera vez, al amor de su vida. En la trama, este encuentro literalmente detiene el tiempo, y la escena que retrata esta pausa es simplemente asombrosa, ver más abajo.

El punto es que lo que parece ser una película, como el tiempo que se congela por alguna razón, puede suceder. La historia que está a punto de aprender sobre otro truco del cerebro humano comienza con un dolor de cabeza que sintió Simon Baker.

Pensando que el dolor era más extraño de lo habitual, Baker decidió tomar una ducha caliente para tratar de aliviar el malestar. De repente, tuvo una experiencia que fue al menos curiosa: mirando hacia la ducha, Baker notó que las gotas de agua estaban paralizadas. La extraña sensación visual duró unos segundos, y luego vio que el agua caía normalmente.

El caso es que antes de eso, Baker podía ver las gotas de agua individualmente, como si realmente estuvieran congeladas, congeladas. Según lo describió, el regreso al movimiento fue como ver las balas a cámara lenta en “The Matrix”.

A los 39 años, lo que podría explicar la extraña experiencia de Baker sería un aneurisma cerebral, un derrame cerebral o un ataque epiléptico. Lo más extraño es que, además de estas complicaciones, la sensación de tiempo congelado le puede pasar a cualquiera que experimente alguna emoción fuerte.

Para intentar comprender este fenómeno, conviene recordar que el cerebro humano no dispone de receptores específicos para medir el tiempo. Sin embargo, no es por esto que nuestro cerebro no tiene mecanismos dedicados para interpretar cuestiones temporales. Es como si hubiera una especie de reloj interno, que realiza un seguimiento subjetivo del tiempo.

Este extraño reloj mental se ve afectado tanto por nuestras emociones como por los receptores de otros sentidos. Ya se sabe, por ejemplo, que cuando experimentamos emociones intensas, la forma en que procesamos el tiempo acaba por verse alterada. Entonces, tal vez tengamos la sensación de que un fin de semana divertido pasa volando mientras que un día en el curso de preparación parece llevar una eternidad, explicando de manera simple.

Aún no está claro por qué el cerebro cambia nuestra percepción del tiempo, pero la ciencia cree que los cambios físicos causados ​​por el miedo, como el aumento de la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las pupilas dilatadas, terminan afectando el funcionamiento de este pequeño reloj interno que, al parecer, puede ser cambiado por nuestras emociones.

Una encuesta realizada en Suiza sugirió que una parte de la corteza visual es una de las encargadas de calcular el paso del tiempo. Para llegar a esta conclusión, un grupo de participantes acordó participar en un extraño experimento, que simplemente interrumpió la actividad de esta región de la corteza visual creando un campo magnético. Así es. Los científicos realmente hacen eso.

Los investigadores notaron algunas cosas curiosas: los voluntarios realmente tuvieron problemas para rastrear el movimiento de una serie de puntos en un monitor y no pudieron adivinar cuánto tiempo habían estado los puntos en la pantalla.

Dado que el cerebro es el órgano más complejo del cuerpo humano, es razonable que aún no se sepa todo sobre él, razón por la cual estos estudios son tan importantes y ocurren con tanta frecuencia. La comunidad científica aún tiene que decirlo, pero los investigadores creen que el cerebro tiene un temporizador que puede activarse mediante una fuerte descarga de emociones.

En el caso de Baker, quizás la temperatura del agua con la que solía bañarse potenció el problema al disminuir el flujo sanguíneo en el cerebro para irrigar las extremidades, como las manos y los pies.

En cuanto a las imágenes que capturamos todo el tiempo, ya se sabe que el cerebro ve todo como una secuencia gigantesca de fotos individuales, tal y como pasa a formar las escenas de una película. En algunos casos, estas imágenes pueden parecer desincronizadas, lo que hace que esta imagen se congele y, dentro de nuestra percepción, también el tiempo.

Este proceso provoca sensaciones extrañas, como ver que todo se detiene o escuchar a alguien hablar antes de que la persona comience a mover la boca. Extraño, ¿verdad? ¿Y tu? ¿Habías oído hablar de esto antes, fuera de un contexto cinematográfico? ¿Conoces a alguien que haya pasado por este tipo de situaciones en algún momento? ¡Háznoslo saber en los comentarios!

* Publicado el 16/6/2015

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