Estudio realizado con dulces explica la formación de bosques de piedra
Los bosques de piedra no son bosques reales. Aunque reciben esta denominación, en realidad son grandes formaciones de piedra caliza, construidas por la acción del agua, en un proceso que se remonta a millones de años. Cuando se reúnen en un lugar determinado, terminan constituyendo una barrera infranqueable.
Muchas de estas estructuras forman torres puntiagudas y afiladas, creando laberintos estrechos y llenos de baches. Una de estas formas arquetípicas es el llamado pináculo kárstico, que se organiza en “multitudes” en un tipo de relieve conocido como “bosques de piedra”.
Estos paisajes son característicos de regiones donde predomina la piedra caliza fácilmente soluble. Los ejemplos incluyen el bosque de piedra, o Shilin, de Kunming, China; las agujas dentadas del Parque Nacional Tsingy de Bemaraha en Madagascar y las agujas de Gunung Mulu en Malasia.
Karst Spire (Fuente: Wikimedia Commons)
La formación de bosques de piedra.
La evolución de estos escenarios, formas de relieve y otras estructuras naturales implica procesos físicos y químicos altamente interactivos que dan como resultado formas enigmáticas y motivos regulares cuyos mecanismos formativos, sin embargo, siguen siendo desconocidos.
O al menos permaneció desconocido hasta ahora. Un nuevo estudio publicado el pasado martes (8) en la revista científica procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias demostró que estas espirales extremadamente afiladas también se pueden formar en condiciones mucho más simples (el sólido se disuelve en líquido).
El estudio azucarado
“Encontramos la receta más simple de cómo hacer uno de estos pináculos”, dijo el líder del estudio Leif Ristroph, físico experimental y matemático de la Universidad de Nueva York.
Ristroph no exagera cuando usa el término receta. Usando palitos de caramelo, como una paleta cilíndrica con una parte superior en forma de cúpula, los investigadores colocaron el caramelo en posición vertical en un tanque de agua y simplemente lo dejaron disolver.
Lo que se podría suponer es que el caramelo se encogería más o menos a la misma forma. Sin embargo, eso no fue lo que sucedió. En cambio, el caramelo se convirtió gradualmente en una punta a medida que se disolvía. Ristroph declaró al sitio web Ciencia viva que estos puntos pueden llegar a ser 10 veces más finos que un cabello humano.
“Esta forma te dice algo sobre los eventos detrás de ella, las condiciones ambientales, los flujos de fluidos”, dijo Ristroph. El conocimiento se puede utilizar, por ejemplo, para conocer la geomorfología de otros planetas.