¿Sabes por qué sudan las manos cuando nos ponemos nerviosos?
¿Alguna vez has notado que, a veces, cuando nos ponemos muy nerviosos o estamos a punto de enfrentar una situación desafiante, nuestras palmas comienzan a sudar? Esta reacción, aunque incómoda, es bastante común y le ocurre incluso a las personas más seguras del mundo. Sin embargo, ¿por qué sucede esto precisamente con las manos?
Según el personal de Today I Found Out, las manos transpiran en algunas situaciones debido a la estimulación de un tipo específico de glándula sudorípara relacionada con el sistema nervioso simpático, que es el que controla las respuestas del cuerpo en situaciones de lucha y huida. Pero para saber cómo sucede todo esto, primero es necesario comprender el complejo funcionamiento de estas glándulas.
Tipos de glándulas
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Según el Today I Found Out, los humanos tenemos tres tipos diferentes de glándulas sudoríparas: la ecrina, la apocrina y un tercer tipo de glándula que está más desarrollada y que presenta características de las dos anteriores. Las ecrinas constituyen la mayoría de las glándulas sudoríparas presentes en el cuerpo y su función principal es controlar la temperatura corporal.
Se concentran especialmente en determinadas zonas del cuerpo -como las plantas de los pies, la frente y las palmas de las manos- y cuando se estimulan liberan un líquido incoloro e inodoro que se evapora y en consecuencia enfría nuestra temperatura cuando es demasiado alta. Las glándulas apocrinas se concentran en la región genital y en las axilas, y producen una sustancia menos fluida y más aceitosa que se libera en los folículos pilosos.
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El tercer tipo de glándula, la de características ecrinas y apocrinas, también se concentra en las axilas y la región genital, y es capaz de producir sudor siete veces más rápido que las otras glándulas. Por cierto, existe una afección llamada hiperhidrosis, en la que las personas que la padecen sudan más de lo normal, y se cree que el problema puede estar relacionado con el funcionamiento de estas glándulas “mixtas”.
Es posible que se haya preguntado acerca del olor desagradable que a veces acompaña a la sudoración. De hecho, el olor es el resultado de la acción de bacterias presentes en determinadas regiones del cuerpo, que reaccionan con los fluidos liberados por el organismo produciendo el mal olor.
¿Y manos con esto?
En situaciones en las que el cuerpo necesita bajar la temperatura corporal, como cuando estamos físicamente activos, por ejemplo, se produce la liberación de neurotransmisores (como dopamina, epinefrina, norepinefrina y acetilcolina) que activan la función de las glándulas sudoríparas. Pero ¿qué pasa con las manos?
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Cuando las glándulas ecrinas, las que se concentran en la frente, los pies y las manos, ¿recuerdas? – son estimulados por el sistema nervioso para regular la temperatura corporal, esta orden se envía desde un área del cerebro llamada hipotálamo. Por otro lado, cuando nos ponemos nerviosos, el estímulo se envía desde el neocórtex y los centros límbicos. La magia de las manos sudorosas se produce debido a la respuesta enviada desde estas diferentes regiones del cerebro.
Así, cuando el estímulo es provocado por estrés emocional, en un primer momento son las glándulas ecrinas presentes en los pies, cara, axilas y manos las que se activan, además de una constricción de los vasos sanguíneos. Sin embargo, cuando la respuesta es enviada desde el hipotálamo, ocurre lo contrario, es decir, una dilatación de los vasos, que a su vez provoca un aumento del flujo sanguíneo cerca de la piel para ayudar a reducir la temperatura corporal.
y porque pasa esto?
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La teoría más aceptada de por qué los humanos evolucionaron para exhibir este complejo sistema sugiere que la sudoración emocional y el aumento de la humedad en las manos ayudarían a mejorar la sensibilidad en caso de que un enemigo necesitara ser combatido, cazado o escalado en cualquier superficie.
Por otro lado, la sudoración generalizada, que ocurre en respuesta a un estímulo enviado por el hipotálamo, ayudaría a reducir la temperatura corporal en caso de que ocurrieran estas actividades físicas intensas. Además, en este segundo caso, también se produciría la liberación de olores y feromonas, lo que no solo enviaría señales a enemigos o animales, sino que también indicaría a los potenciales socios quién sería el mejor candidato natural para el apareamiento.
*Publicado originalmente el 07/11/2013.
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