Es posible que haya escuchado algo sobre el llamado síndrome de estrés postraumático, pero es posible que aún no esté seguro de qué es. Desafortunadamente, todos estamos sujetos a un trauma psicológico, que puede ser causado por agresiones, accidentes, pérdidas, violencia sexual, relaciones rotas, despidos, etc. Humanos como somos, la lista de lo que puede dañarnos emocionalmente es realmente larga.

Cuando una experiencia negativa desencadena un estrés emocional muy intenso, es posible que, incluso después de que termine esa experiencia, sigamos teniendo los síntomas de ese estrés. Habitualmente, tras un atraco a mano armada, por ejemplo, es natural que la víctima pase unos días con miedo de salir de casa, de ir al banco, de caminar por la calle sin compañía. Pasados ​​unos días o semanas, la tendencia es que este miedo se supere.

¿Y cuándo persiste el miedo?

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El hecho es que esto no es lo que le sucede a todo el mundo y, a menudo, después de un trauma psicológico intenso, la persona simplemente no puede volver a su estado psicológico habitual. Entre los factores que pueden dificultar este proceso de recuperación psicológica están la edad, la intensidad y la duración de la experiencia, el sentimiento de impotencia que sintió la persona, el significado que tuvo esta experiencia en la historia de vida de esa persona y, por supuesto, los sentimientos. que el hecho provocó: miedo, pavor, rabia, angustia, repugnancia.

Cuando hablamos de traumas psicológicos, siempre es necesario tener en cuenta que cada persona reacciona de manera diferente ante las experiencias tanto positivas como negativas, y por eso hay personas que son agredidas, por ejemplo, y están traumatizadas por mucho tiempo. tiempo, mientras que algunas personas superan el evento en cuestión de horas o días. El caso es que ciertas situaciones malas nos despiertan recuerdos de épocas igualmente malas, que sucedieron en el pasado.

Dependiendo de qué experiencias pasadas se despierten en nuestra mente, podemos seguir con la vida normalmente después de un tiempo o comenzar a experimentar síntomas de ansiedad, ataques de pánico, depresión. El estrés postraumático en sí es desarrollado por una pequeña parte de las personas que sufren un trauma importante.

Síntomas

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Las crisis de estrés postraumático suelen manifestarse con síntomas que asustan al paciente, ya que son una serie de sensaciones angustiantes. Entre ellos, destaca la sensación de que la persona se encuentra en un momento irreal, que transcurre en cámara lenta, que parece una pesadilla. Hay quienes afirman haber experimentado sensaciones de pánico, dolores fuertes, opresión en el pecho y la sensación de que el tiempo pasa más rápido o más lento.

Después de la crisis, es común que la persona se sienta anestesiada emocionalmente, sin energía e incluso débil físicamente. Con el tiempo, estos eventos pueden volverse más frecuentes, especialmente si no se tratan; en algunos casos, la persona puede entrar en un estado depresivo, sintiéndose constantemente desmotivado, sin intereses ni estado de ánimo para nada.

Otra posibilidad es que la persona desarrolle un patrón de flujo de pensamiento ansioso, ya que vive con miedo a que la situación se repita, lo que acaba haciéndole pensar tanto en la situación traumática en sí como en el episodio de crisis post-estrés. traumático con gran frecuencia.

Nuevos patrones de comportamiento

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También es muy común que el trauma desencadene nuevos comportamientos, como no ir al banco, no salir de casa sin compañía, no ir a lugares específicos o no pasar por una determinada región. Las crisis también pueden ser provocadas por estímulos que traen recuerdos del trauma: sonidos, música, olores, sabores, miradas. Todas estas experiencias obviamente pueden afectar el estado de ánimo de una persona, que suele estar irritada, triste y alerta.

En términos clínicos, cuando la experiencia del trauma genera estos síntomas por un período de hasta 1 mes, la persona experimenta el llamado “estrés agudo”; sin embargo, cuando los síntomas duran meses o incluso años, la clasificación se convierte en “estrés postraumático”.

En algunos casos, escuchamos “angustia postraumática”, después de todo, la sensación de estrés constante se llama angustia para algunos especialistas, ya que, por definición, el estrés es algo que dura poco tiempo, no largos periodos.

Tratamiento

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Si bien todo esto puede parecer, y es, realmente aterrador, saber un poco más al respecto es esencial. Primero, porque nos ayuda a entender que las situaciones de violencia, de cualquier tipo, tienen efectos negativos en todos y que, dependiendo de la intensidad del trauma, estos efectos pueden desencadenar estrés postraumático.

En segundo lugar, ser consciente de que existe este tipo de síndrome puede ayudar a cualquier persona que eventualmente experimente estos síntomas, pero aún no sepa por qué. Afortunadamente, es posible tratar el estrés postraumático, tanto con medicación como con terapia psicológica, y en ambos casos las posibilidades de buenos resultados son altas.

Durante el tratamiento, es fundamental que la persona cuente con el apoyo de amigos, familiares y personas cercanas, con quienes pueda contar en casos de emergencia y también con quienes pueda desahogarse cuando sienta que lo necesite. Es esencial no tratar a una víctima de un trauma psicológico como si estuviera tratando de llamar la atención o “haciendo un drama”.

La mente humana es mucho más compleja de lo que podemos imaginar, y no debemos tener miedo de pedir ayuda cuando algo sale mal, después de todo, sin excepción, todas las personas pasan por momentos difíciles a lo largo de la vida. Si siente que necesita ayuda, si ha experimentado algún trauma, asegúrese de buscar apoyo y tenga en cuenta que las cosas siempre pueden mejorar.

* Publicado el 16/06/2016

By memeo

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